Gaza, el futuro incierto

 


Santo Domingo - La Franja de Gaza tiene 2.3 millones de habitantes en un espacio de 360 kilómetros cuadrados. Su territorio fue ocupado por Israel desde 1948 y la guerra contra Siria y Egipto en 1967. En 2005 el primer ministro Ariel Sharon consideró que ni política ni militarmente compensaba permanecer en Gaza. Así que cerró los asentamientos que tenía en ese territorio, retirando a los colonos y las fuerzas militares que les custodiaban. Pero la franja fue bloqueada por tierra, mar y aire, con la ayuda de Egipto. Sus habitantes quedaron totalmente dependientes económicamente de Israel para tener electricidad, agua potable, alimentos, medicinas, bienes y ayuda internacional. Gaza se convirtió en la “prisión a cielo abierto” más grande del mundo.

En 2007 se rompió violentamente la relación entre el grupo armado Hamás y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que, por los Acuerdos de Oslo (1993) gobernaba limitadamente Cisjordania (o West Bank) y Gaza bajo control de Israel. Considerado territorio ocupado por la ONU, Gaza quedó férreamente controlada, dentro por Hamás y fuera por Israel. Desde entonces Hamás, y otros grupos armados de la franja, se enfrentaron cíclicamente con Israel. Hamás construyó una red de túneles en la franja, con prolongaciones hacia Egipto para entrar mercancías y armas.

Los escenarios

¿Qué planes tiene Israel para Gaza? Para empezar, hay una duda generalizada sobre si es posible “acabar con Hamás”, como afirma Netanyahu. Se trata de una organización con miles de miembros, amplio apoyo en Gaza y creciente en Cisjordania, apoyada o reconocida por Irán, Qatar y otros países de la región.

El Gobierno de Joe Biden ha indicado que Gaza debería ser gobernada por la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Esta contestó que eso solo sería posible si se reinician las negociaciones para contar con un Estado palestino en Cisjordania y Gaza. Aparte de que la ANP es débil, corrupta y carece de legitimidad entre los palestinos, Netanyahu descartó totalmente tanto esa opción como reabrir negociaciones. De hecho, apuesta a que su futuro político depende de presentarse como el político que nunca permitirá que haya un Estado palestino.

El New York Times publicó recientemente una serie de escenarios futuros para Gaza. Entre otras ideas, unos expertos plantean que el ejército israelí se retire luego de acabar con Hamás, desplegar por 18 meses una fuerza de la OTAN, comenzar la reconstrucción, y negociar sobre los dos Estados. Otros autores piensan que Estados Unidos debe empujar a Israel a negociar, llegar a acuerdos sobre los lugares sagrados para musulmanes, judíos y cristianos, desplegar una fuerza militar árabe en Gaza, y potenciar la reactivación económica de la franja y Cisjordania. Estrategas de Israel y Washington especulan, mientras, con una fuerza de palestinos no afiliados a Hamás patrullando Gaza.

Una propuesta es crear un neo protectorado: que un grupo de países (Estados Unidos, Egipto, Jordania, un Estado europeo y un representante del Consejo de Seguridad de la ONU) gestionen la seguridad, economía y desarrollo de Gaza, creen un gobierno de unidad nacional, y promuevan negociaciones de paz con Israel. Una alternativa es que la ONU se haga cargo con plenas atribuciones. Otros apuestan por una confederación en la que convivan un Estado palestino y uno israelí.

Todas estas propuestas tienen un problema común: Israel no se fía ni de los palestinos y la Autoridad Palestina, como tampoco de la ONU, de Europa, de los Estados árabes y ni siquiera de Estados Unidos. La retirada del control militar de Israel sobre Gaza no será aceptada por el Gobierno de Netanyahu ni por otros en el futuro previsible. Por otra parte, israelíes y palestinos ven imposible convivir en un Estado común. Y gobiernos árabes y europeos no arriesgarán sus efectivos en Gaza.

Respecto de que Estados Unidos presione a Israel para negociar dos Estados, es una ficción. Washington le da un apoyo total diplomático y militar a Israel, pese a tibias críticas por sus violaciones del derecho internacional y el derecho internacional humanitario. Y la ocupación israelí de Cisjordania hace inviable en los hechos un Estado palestino.

Hacia la expulsión

El Gobierno y el ejército israelí especulan con expulsar a los habitantes de Gaza, expandir los asentamientos y extremar el control sobre los palestinos en Cisjordania. La prestigiosa revista estadounidense Jewish Currrents publicó el 12 de diciembre un análisis de documentos, declaraciones y uso de plataformas que promocionan desde el Gobierno israelí la idea de que internacionalmente se acepten contingentes palestinos por “razones humanitarias”.

En octubre pasado el Ministerio de Inteligencia de Israel filtró un documento no oficial proponiendo el traslado forzoso y permanente de los 2,3 millones de residentes de Gaza a la península del Sinaí (Egipto). Israel, a cambio, pagaría la deuda externa egipcia. El diario Israel Hayom reveló que Netanyahu busca “reducir el número de ciudadanos palestinos en la Franja de Gaza al mínimo posible” mientras que el ministro de Finanzas y dos miembros del Parlamento israelí expresaron públicamente que países árabes y europeos deberían recibir a palestinos de Gaza. Y Gila Gamliel, ministra de Inteligencia de Netanyahu, afirmó que en vez de gastar fondos en la agencia de Naciones Unidas para la protección de los palestinos (UNRWA), la comunidad internacional debería acoger a ciudadanos palestinos.

Por el momento, la guerra prosigue. Su intensidad parece ser parte de la estrategia de crear terror y convencer a los palestinos de Gaza que sus opciones están entre morir asediados como castigo, o estar dispuestos a marcharse de su tierra.

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