En un artículo publicado en Washington Post, Haag cuenta que un día estaba en casa cuando de repente recibió una llamada. Al otro lado de la línea estaba otra de sus hijas que le informó que le acababan de enviar un mensaje esperanzador por Facebook.
Al principio creyó que era mentira, pero desde que vio la foto de perfil de Crystal se dio cuenta que ya tenía a su hija devuelta.
¿Qué pasó con Cynthia?
La última vez que su madre la vio fue el 26 de abril de 1997. Fue al supermercado donde trabajaba su progenitora, compró leche y cereal, y supuestamente regresó a casa. Sin embargo, ese mismo día ya no se sabía nada sobre ella.
La consideraba como una chica feliz, pero lo cierto es que Crystal no se sentía de esa forma. Decidió esa noche salir con amigos y escaparse a Nueva York, para posteriormente cambiar su identidad a Crystal Saunders, quien ahora tendría 35 años pero en este transformación tiene 10 años más.
Cuando llegó tenía miedo de estar sola, allá no conocía a nadie y pasó varias noches durmiendo en la calle. Así que luego se cambió el apellido a Saunders, una chica de 23 años.
Allá se reunió con una comunidad de dominicanos en la Gran Manzana, donde aprendió a hablar español de manera fluida y al poco tiempo también tuvo su primer hijo.
¿Cómo fue el reencuentro?
La mujer fue motivada por su hijo de 20 años para reencontrarse con su familia y sin su consentimiento le escribió a través de Facebook a Bianca, una de sus hermanas.
En un principio Crystal tenía temor que regresar a casa, porque sabía que había angustiado a su familia en Baltimore, pero decidió regresar.
Desde ese momento se mudó en la misma localidad y es voluntaria. Quiere comenzar de nuevo después de cumplir condena venta de sustancias controladas.
Le contó a su madre que su infelicidad surgió a partir de los nueve años cuando un vecino comenzó a abusar de ella sexualmente. Con el tiempo se convirtió en una actividad tan común que pensaba que su madre formaba parte de la trama.
“Es como conocer a una nueva persona. Ella se fue cuando era una niña y vino como una adulta”, dijo su madre Cynthia quien ahora tiene 61 años.
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