En su encuentro matutino con la prensa este martes, el presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó que se trataba de migrantes y agregó que "hay hipótesis de que (lo ocurrido en Tamaulipas) es una forma de introducirse al territorio estadounidense. No es que desaparezcan, sino que cruzan así la frontera, ya van dos casos parecidos" en lo que va de su administración.
"No tenemos indicios de que hayan desaparecido", agregó. "De todas maneras vamos a seguir con la investigación, porque no queremos que sucedan estos hechos tan lamentables".
El caso ha hecho revivir algunas de las peores tragedias recientes de México porque en esa misma zona en los años 2010 y 2011 decenas de migrantes fueron bajados de autobuses y ejecutados. Más de 250 cuerpos fueron encontrados en esos años, la mayoría en fosas clandestinas. De otros nunca se volvió a saber.
Qué pasó con este grupo en concreto, que viajaba por la carretera que une la ciudad de Reynosa y la localidad de San Fernando, e incluso cuántas personas lo componen, es todavía un misterio.
El mismo martes, el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, puso de relieve la discrepancia en los datos más básicos, ya que algunas fuentes hablan de 19 personas, otras de 22 y alguien incluso mencionó 25 personas. Durazo quiso ser cauteloso y sólo dijo que no hay ningún reporte de que se haya pedido rescate por ellos.
Según el conductor del autobús, hombres armados y enmascarados les detuvieron y fueron llamando a una serie de personas que tenían en una lista. Se los llevaron en cuatro vehículos y aparentemente todos eran centroamericanos.
El funcionario federal reiteró lo comentado por López Obrador y dijo que una de las hipótesis es que los desaparecidos pudieron haber contratado a 'polleros' para que les cruzaran a Estados Unidos.
Sin embargo, no es habitual que se utilicen métodos tan violentos cuando hay un acuerdo con los traficantes desde el principio.
El estado de Tamaulipas, la ruta más corta para los migrantes que salen de Centroamérica con destino a Estados Unidos, está controlado por distintos grupos del crimen organizado que muchas veces secuestran a los migrantes ya sea para reclutarlos a la fuerza, o para exigir pagos a sus familiares en territorio estadounidense.
Estos peligros fueron parte de los motivos por los que a partir del año pasado se incrementó el flujo de migrantes en caravanas, pues consideraban que en grupo y viajando de forma visible sería más difícil que fueran víctimas del crimen organizado.
Los desaparecidos la semana pasada no eran parte de ninguna caravana aunque es posible que viajaran en grupo, indicó Durazo.
"Creo que lo que pudiéramos decir es que la seguridad es deficiente prácticamente en todo el país por las limitaciones de personal", reconoció, ya que en algunos momentos sólo ha habido entre 6.000 y 7.000 policías federales para patrullar en todo el país.
El secretario de Seguridad confió en que la situación se corrija cuando esté funcionando la nueva Guardia Nacional, que se prevé podría tener 80.000 efectivos a fin de año.
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