Los investigadores dijeron que siguen tratando de determinar qué provocó que Euler Fernando Grandolpho, de 49 años, atacara a los fieles tras la misa del mediodía el martes en la catedral metropolitana de Campinas.
Después de recibir un impacto de bala en las costillas durante un tiroteo con la policía, Grandolpho se pegó un tiro en la cabeza, dijeron las autoridades.
Tristes y con lágrimas en los ojos, los fieles estaban sentados en silencio mientras monseñor Rafael Capelato dijo: "Con oraciones y solidaridad nos apoyamos uno al otro en este tiempo de sufrimiento".
El papa Francisco envió un mensaje a la arquidiócesis de Campinas en el que pidió que "el perdón y el amor prevalezcan sobre el odio y la venganza".
Luego de la ceremonia, el hospital Mario Gatti reportó que uno de los cuatro heridos en el tiroteo había muerto, sumándose a otras cuatro víctimas.
Grandolpho, un analista de sistemas, no era miembro de la iglesia, dijeron las autoridades. De acuerdo con los registros públicos, el brasileño había ocupado diversos puestos en entidades gubernamentales, incluido un periodo en el que fungió como asistente del fiscal en el ministerio público de Sao Paulo.
El inspector José Henrique Vantura comentó a los reporteros que Grandolpho vivía recluido con su padre viudo en una comunidad vallada y que alguna vez recibió atención por depresión.
Rita Franco, una exnovia de Grandolpho, comentó al diario Folha de S. Paulo que era una "persona extremadamente inteligente".
El presidente electo Jair Bolsonaro, ex capitán del ejército, ha prometido tomar medidas enérgicas contra la violencia, en parte a través de flexibilizar las leyes sobre armas de fuego para que los civiles se armen.
Entre otras cosas, las leyes de control de armas de Brasil requieren que la gente que desea comprar una explique la razón por la que la necesita.
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