“Naturalmente todavía hay dudas sobre la posibilidad de la empresa para continuar en el negocio de la construcción. Pero Odebrecht es una empresa gigante y tiene muchos contratos sin ninguna corrupción”, afirmó Munro.
En su opinión, Odebrecht, con presencia en 25 países, consiguió la mayor parte de sus contratos porque es “una óptima empresa de ingeniería” ya que si no fuera “excelente”, sostiene, y si sus proyectos hubieran fallado, “no habría crecido tanto”.
“El porcentaje de contratos que fueron obtenidos sin soborno muestra que podemos trabajar sin esas prácticas”, apuntó.
Odebrecht, la mayor constructora de Brasil, participó de un “cartel” con otras 15 importantes constructoras del país para hacerse con las licitaciones de manera fraudulenta de la estatal Petrobras, según las investigaciones, iniciadas hace mas de tres años.
Las autoridades comprobaron que ese exclusivo grupo obtenía contratos amañados con la petrolera, inflaban los valores y repartían las diferencias entre directores de la petrolera estatal y partidos políticos que amparaban la práctica y legislaban a favor de estas empresas.
El escándalo, destapado hace más de tres años, ha enviado a prisión a importantes políticos y empresarios en Brasil además de superar las fronteras nacionales y extenderse por otra decena de países de Latinoamérica y África, cuyas autoridades investigan aún hoy el pago de sobornos a sus políticos de parte de la constructora.
La compañía reconoció los hechos delictivos y firmó acuerdos con varios de esos países, entre ellos Estados Unidos, Brasil, República Dominicana, Ecuador y Suiza, que incluían el pago de millonarias multas.
Munro comentó que parte de su trabajo es “demostrar ejemplos de empresas que hace 20 años también pagaban sobornos para obtener contratos, no creían que podrían sobrevivir en el mercado sin prácticas corruptas y ahora hacen negocios regularmente”.
“Hemos trabajado mucho en convencer a las personas de que podemos ser exitosos sin corrupción”, indicó.
Para el responsable de cumplimiento normativo, “Brasil no es el país más corrupto del mundo y no llega ni de cerca” porque “hay otros mucho más corruptos en toda su cultura”.
Consideró que Brasil ha mejorado en la lucha anticorrupción en los últimos años y que la operación Lava Jato, que investiga los millonarios desvíos que se dieron en Petrobras, tendrá “un enorme impacto positivo en la cultura” del país.
“La corrupción siempre opera en secreto y en el oscuro. Cuando hay transparencia, cuando se cuestiona, es evidente que la corrupción se reduce. Y claro, en Brasil y otras naciones latinoamericanas, todo eso está saliendo a la superficie”, agregó.
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