Los hallazgos de una investigación realizada por expertos de la Universidad de Colorado Boulder sugirieron que los eventos climáticos abruptos y de corta duración pueden ocasionar alteraciones a largo plazo en regiones polares, que se desarrollan durante varios años y cambian la trayectoria general de un ecosistema.
Los Valles Secos de McMurdo, analizados durante el citado estudio, se consideran un entorno polar desértico debido a su baja humedad y a su escasez de precipitaciones.
Según indica Nature, entre 1987 y 2000, esa región experimentó un periodo de enfriamiento, en el que las temperaturas estivales bajaron al tiempo que la radiación solar se incrementó gradualmente.
Esa tendencia, tal y como vieron los expertos, derivó en cambios inesperados en la mayor parte de las variables biológicas.
En 2002, sin embargo, esa zona experimentó una temporada veraniega anormalmente cálida y soleada, lo que llevó a la mayor cantidad de deshielo glacial desde 1969.
El evento desembocó en numerosos cambios en lagos, arroyos y campos de ese lugar durante la siguiente década.
El profesor Michael Gooseff, del Instituto Boulder de investigación Alpina y del Ártico y líder de la investigación, explica en la revista británica que “ese año de inundación fue el punto sobre el que giró todo”.
Antes de eso, agregó, “todos los indicadores físicos y biológicos se habían movido en la misma dirección”.
Las respuestas biológicas a esa anormal estación de 2002 variaron y, en algunos casos, se dejaron sentir durante años, según vieron los investigadores.
Los hallazgos sugieren que actualmente se están produciendo significativas transformaciones de ecosistemas antárticos y que futuros eventos climáticos continuarán afectándolos.
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