Sin embargo, lo que complica la cacería es que la policía no ha podido determinar quién exactamente está prófugo.
Aunque las autoridades ya identificaron a 12 integrantes de la célula extremista, todavía hay tres desaparecidos. Se cree que dos murieron el miércoles en una explosión en la casa donde se planearon los atentados en Alcanar, informó el domingo el funcionario policial de Cataluña, Josep Lluis Trapero.
El oficial no quiso confirmar si Younes Abouyaaquoub_ un marroquí de 22 años sospechoso de haber perpetrado el ataque del jueves en Las Ramblas de Barcelona que dejó 13 muertos y unos 120 heridos_ es efectivamente uno de los prófugos. Otro ataque horas después dejó una persona muerta y varios heridos en la ciudad costera de Cambrils.
“Estamos trabajando en esa línea”, dijo Trapero, aunque agregó que “no sabemos dónde está”, en referencia a Abouyaaquoub.
Otro funcionario policial confirmó que tres camionetas relacionadas con la investigación fueron alquiladas con la tarjeta de crédito de Abouyaaquoub: la que se usó en el ataque en Las Ramblas; la hallada en la localidad noroeste de Ripoll _donde vivían todos los principales sospechosos_ y una tercera hallada en Vic, que queda de camino entre ambas localidades.
La policía cree que los miembros de la célula planearon llenar las furgonetas con explosivos y cometer un ataque masivo en la capital catalana. Trapero confirmó que se encontraron más de 100 tanques de gas butano en la de casa Alcanar donde hubo una explosión, así como los ingredientes del explosivo TATP, utilizado por el grupo Estado Islámico en los ataques en París y Bruselas.
Las autoridades dijeron que los dos ataques fueron obra de una gran célula terrorista que llevaba mucho tiempo preparándolos en Alcanar. El Estado Islámico ha reivindicado los dos atentados.
Las pesquisas también se centran en un imán desaparecido que la policía cree podría haber muerto en la casa en Alcanar el miércoles. Los investigadores creen que Abdelbaki Es Satty radicalizó a los jóvenes que formaban la célula extremista, que podrían haber hecho estallar de forma accidental la vivienda con el material explosivo que estaban reuniendo.
Es Satty renunció de improviso su trabajo en la mezquita de Ripoll y no se le ha visto desde entonces.
Su antigua mezquita condenó los ataques y familiares desconsolados marcharon el sábado a una plaza de Ripoll, donde negaron entre lágrimas haber tenido cualquier conocimiento de que sus hermanos e hijos tuvieran planes radicales.
La madre de Abouyaaquoub dijo que están desaparecidos su hijo menor, Hussein, y el hermano menor de uno de los cinco radicales abatidos el viernes en Cambrils.
El rey Felipe VI y la reina Letizia; el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy; el presidente de la Generalitat catalana, Carles Puigdemont y otros representantes de las autoridades locales acudieron el domingo a una misa en memoria de las víctimas.
El arzobispo de Barcelona, el cardenal Joan Josep Omella, dijo que la presencia de tanta gente era un “hermoso mosaico” de unidad y pidió a todos que trabajaran en el objetivo común de “la paz, el respeto, la convivencia fraterna, el amor solidario”.
Todos los miembros del grupo de los que se tiene noticia hasta ahora crecieron en Ripoll, una localidad serrana cercana a la frontera con Francia y 100 kilómetros (62 millas) al norte de Barcelona. La policía española allanó nueve casas en Ripoll, incluida la de Es Satty, y colocó controles de carretera. Del otro lado de los Pirineos, la policía de Francia realizó inspecciones fronterizas adicionales para las personas procedentes de España.
Vecinos, familiares e incluso el alcalde de Ripoll expresaron su sorpresa ante la noticia de la supuesta participación de los jóvenes, a quienes todos describieron como personas integradas que hablaban español y catalán y tenían amigos de todos los entornos.
Pese a que Abouyaaquoub sigue prófugo, el ministro del Interior de España, Juan Ignacio Zoido, declaró el sábado que la célula fue “desmantelada” y afirmó que no había amenaza inminente de un nuevo ataque.
Entre las víctimas mortales hay gente de todas las generaciones, de los 3 a los 80 años. El sábado por la tarde quedaban 53 heridos del ataque en el hospital, según el servicio catalán de emergencias. Trece de ellos se encontraban en estado grave. (JOSEPH WILSON y LORI HINNANT, Associated Press)
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