Se duchaba en baños públicos, para ocultar a sus hijas su verdadero oficio

Internacionales - Esta historia es sobre un padre que nunca tuvo la oportunidad de ir a la escuela, y cada día lucha para ganar lo suficiente para que sus hijas puedan tener una formación. Esta es su conmovedora historia que me ha llegado al corazón:

Nunca conté a mis hijas a qué me dedicaba, no quise que sintieran vergüenza por mí. Cuando mi hija menor me preguntaba cuál era mi trabajo, solía contestar que era obrero, cada día en mi camino de vuelta a casa me lavaba en los baños públicos para que no supieran qué hacía en realidad.
Quería que mis hijas pudieran ir a la escuela, quería que tuvieran una formación, que pudieran enfrentarse el mundo con dignidad, no quería que las personas las miresen mal, como todo el mundo me miraba a mí, siempre me sentía humillado, invertía cada moneda que ganaba en la educación de mis hijas, ni me compraba un camisa, prefería comprarles libros a mis hijas. Sólo quería que me respetaran. Yo era limpiador.
En una ocasión ocurrió que sólo quedaba un día para pagar al colegio de mi hija, pero no había logrado ahorrar lo suficiente. No pude trabajar ese día, me senté al lado de toda la basura y traté de ocultar mis lágrimas. Todos mis compañeros de trabajo me miraban, pero nadie me decía ni una palabra, había fracasado y estaba devastado. No sabía cómo podría enfrentar las miradas de mis hijas al contarles que les había fallado.
Nací pobre, no creo que le pueda pasar algo bueno a una persona pobre. Después del trabajo, todos los limpiadores se acercaron y se sentaron a mi lado, me preguntaron si les veía como mis hermanos, antes de poder contestarles me dieron su paga del día, cuando rehusé aceptarlo sólo me dijeron:
”No vamos a pasar hambre por ti hoy, pero nuestras hijas tienen que ir a la escuela”. No supe cómo contestarles, aquel día no me lavé de camino a casa, llegué a mi hogar como el limpiador que en realidad era.
Mi hija va a graduarse pronto en la universidad, trabaja a medio tiempo, mis hijas ya no me dejan trabajar, tres de ellas son profesoras, la mayor suele llevarme a mi sitio de trabajo anterior y siempre lleva comida para todos mis compañeros, se ríen y preguntan por qué viene ella tanto a darles comida, entonces ella contesta:
”Todos vosotros pasasteis hambre aquel día para que yo pudiera ser quien soy ahora. ¡Rezad por mí y para que pueda daros comida a todos vosotros, cada día!”.
Ahora ya no me siento como un hombre pobre, si tengo unas hijas tan fantásticas ¿cómo puedo ser pobre?
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