Poca gente lejos de la región de Renania Palatinado apreciará tanto Altekirchen como lo hace Magdalena Rybarikova. Ocho meses después de disputar su último partido, la eslovaca volvió a sentirse tenista en esa localidad alemana.
Fue en un torneo ITF, de categoría menor a los de WTA, pero poco importó. Los miedos y las operaciones de muñeca y de rodilla quedaron atrás el pasado febrero. Alcanzar las semifinales en ese modesto torneo le supieron a gloria.
Ahora, cinco meses después, está a las puertas de alcanzar la final de Wimbledon si es capaz de entrometerse en el camino de Garbiñe Muguruza, la gran favorita en su duelo de semifinales debido a su estatus y al gran nivel mostrado hasta el momento. La española llega con la moral por las nubes y repleta de confianza, algo que se está notando en su juego. Pero a pesar de enfrentarse a una desconocida para la mayoría, su rival es más peligrosa de lo que parece.
Felicidad a raudales
A veces pensaba que quizá no regresaría jamás, y aquí estoy, en una semifinales de un Grand Slam”
Número 87 del mundo, Rybarikova ocupaba el puesto 431 hace apenas dos meses. La hierba ha resultado ser beneficiosa para la jugadora de la ciudad balnearia de Piestany, que cumplirá 29 años en octubre. Su expediente es prácticamente inmaculado en los torneos sobre esta superficie: 18 victorias de 19 partidos -dos títulos ITF y unas semifinales en Birmingham- le avalan. Se siente cómoda en el tapiz verde, donde ha conseguido su resultado más espectacular en un torneo de esta dimensión. De hecho, nunca antes en su carrera había sido capaz de alcanzar la segunda semana en los 35 Grand Slams anteriores.
“Estoy muy feliz de estar en semifinales de Wimbledon. Es un sueño que tuve desde que era niña. Creo que cada jugador sueña con vivir momentos como este en su vida. Pero antes de este partido, me decía a mí misma que ya fue un logro haber llegado a estas rondas finales”, reconoce Rybarikova, consciente del reto mayúsculo que tiene enfrente ante una jugadora más experimentada en estas rondas finales.
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