Ellos no eran los invitados originales a este banquete. Sarah lo sabe bien, pero les recibe con los brazos abiertos. Acaba de cancelar su boda. Detrás de su sonrisa amable hay una dolorosa ruptura.
Pero en vez de tirarlo todo por la borda, ha decidido invitar al convite a quienes más lo agradecen: familias y ciudadanos sin hogar y sin recursos.
“Para mí ha sido una oportunidad para hacerles saber que ellos tienen tanto derecho como el resto a estar en un sitio como este”, explica la anfitriona.
Sarah estuvo ahorrando durante 2 años para poder pagarse la boda de sus sueños. Cuando canceló, le dijeron que no habría reembolso y lo tuvo claro.
Para esta norteamericana de 25 años, las caras de sus nuevos invitados lo dicen todo.
“Me parece una oportunidad muy buena para repartir amor en un día que tenía que haber sido eso, amor. Solo que lo ha compartido con nosotros”, explica una de sus invitadas.
Un día que iba a ser inolvidable para ella, y ahora, lo será también para ellos.
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