Santo Domingo - Adrian Beltré agrega a su folio los documentos menores para completar los trámites que autorizarán su membresía en el Salón de la Fama, y quiere hacerlo en Arlington lo antes posible, “para concentrarme en jugar”.
Se refiere a disparar el hit 3,000 antes del miércoles cuando los Rangers concluyen su cadena de nueve partidos en su hogar, el Globe Life Park, e inician una gira de seis juegos entre Minnesota y Nueva York (contra los Mets).
Al hacerlo, será apenas el segundo dominicano que alcance la marca, tras Alex Rodríguez.
Era enero de 2010, con 30 años, un agente libre que había jugado solo 111 partidos el último año de su lustro gris con los Marineros y sus bonos cotizaban a la baja. Venía de batear .265 con 8 jonrones y 43 remolques cobrando US$13 millones ese curso.
Hasta entonces, en la edad que marca el inicio de la curva de descenso de los peloteros, Beltré acumulaba en 12 temporadas promedio de .270, 250 HR, 1,700 imparables, dos Guantes de Oro y 41.4 victorias sobre jugador reemplazo (WAR) en la versión de Baseball-Reference.
Un desempeño decente, pero lejos de apuntar a Cooperstown como prometía su talento, uno que enloqueció tanto a los Dodgers cuando lo descubrieron, que alteraron sus documentos para firmarlo con 15 años en 1994 y fueron suspendidos por un año.
El oriundo de Herrera tomó un contrato de una estación con los Medias Rojas para 2010 por cuatro millones menos que su último salario, allí dio un giro a su carrera (.321/28 HR/102 CE y 7.8 WARs) y encontró al noreste de Texas el equipo donde ha barnizado su perfil como uno de los mejores antesalistas que ha pisado el Big Show en 140 años.
Hoy, Beltré, con 38 años y que con 19 ya jugaba con los Dodgers, no solo rellena el paquete en la conversación al mejor defensor de la esquina caliente de la historia, sino que ha dejado atrás a nombres sagrados y su eficiencia a ambos lados del plato lo incluyen entre uno de los mejores cinco peloteros paridos por dominicanas.
Beltré es el segundo tercera base que más carreras ha remolcado (1,603) y puede asumir esta campaña el liderato que ocupa Chipper Jones (1,623). Es tercero en incogibles detrás de los halloffamers Paul Molitor (3,319), George Brett (3,154) y Wade Boggs (3,010), también va tercero en dobles (602) a punto de desplazar a Molitor (605) y con espacio para dar caza a Brett (665).
En cuadrangulares es cuarto con 453, detrás de Mike Schmidt (548), Eddie Mathews (512) y Jones (468) y es el segundo en partidos disputados (2,767) con Brook Robinson (2,896) en la mira.
“Pero realmente quiero lograrlo en este hogar porque creo que los fanáticos merecen eso, y realmente quiero hacerlo frente a ellos. Al mismo tiempo, lograrlo y jugar béisbol”, dijo Beltré al Dallas Morning News.
En poco más de siete temporadas, desde que salió de Seattle, su promedio de bateo general ha crecido en 16 puntos para llegar a .286, ha agregado tres Guantes de Oro y sumado 50.6 WARs.
A principios de 2011, los Rangers lo firmaron por cinco temporadas a razón de US$80 millones con una opción de US$16 millones para 2016, una que el equipo activó antes del inicio de la campaña final. En abril del año pasado logró otro contracto de dos cursos por US$36 millones que le garantizó trabajó hasta 2018.
Guante de Seda
Las mediciones sabermétricas que utiliza Fangraphs revelan que las 227 carreras que Beltré ha salvado lo coloca como el segundo entre sus pares, solo detrás de las 292 de Robinson, que suele ser considerado como el mejor en esa posición con 16 Guantes de Oro.
Además, en dos ocasiones ha sido receptor del premio Guante de Platino que otorga la empresa Rawlings al que considera mejor jugador defensivo de la liga (2011 y 2012).
También, pasó a recoger el galardón al Jugador Defensivo que entrega el fabricante de utilería deportiva Wilson en 2016, a los 37 años en una época en la que juegan fenómenos juveniles como Manny Machado y Nolan Arenado.
En la vitrina de una de sus mansiones en Los Ángeles, donde viven sus cuatro hijos y su esposa Sandra, también cuelgan cuatro premios al mejor antesalista defensivo aportado por la Biblia del Fildeo.
Una batalla que ha ganado a las lesiones en las pantorrillas.
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