No hay duda de que Durant está disfrutando más que nunca esta temporada de la NBA. No solamente porque juega en el mejor equipo de la Liga, sino porque está finalmente explorando y aprovechando al máximo su vida fuera del baloncesto.
Al término de las finales del 2011 cuando los Dallas Mavericks sorprendentemente lograron vencer en 6 partidos a los Miami Heat y su “Gran Trío” (LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh), LeBron James catalogó la derrota como un “fracaso personal”. Ese momento fue sin duda el más bajo de su carrera, ya que su actuación dejó mucho que desear. En la serie promedió un poco menos de 18 puntos por partido, 9 puntos por debajo de lo alcanzado durante la temporada regular.
Los fanáticos que criticaron arduamente a LeBron durante esa primera temporada con Miami, gozaron la derrota humillante a lo que LeBron respondió: “Al final del día toda la gente que querían verme fracasar, mañana tendrán que levantarse y vivir la misma vida que tenían antes de levantarse hoy. Los mismos problemas que tenían van a persistir. Mientras tanto, yo voy a seguir viviendo de la manera que quiero y continuar haciendo las cosas que me gustan”.
Cuando Kevin Durant anunció al mundo su decisión de unirse al mejor equipo de la NBA los Golden State Warriors, la reacción de los fanáticos y los medios de comunicación fue similar a cuando LeBron se unió a los Heat: desprecio total. Inclusive, para muchos lo de Durant fue peor porque estaba dejando un equipo de Oklahoma City con un núcleo joven prometedor, por los Warriors quienes habían ganado el título de campeones del 2015 y llegado a un séptimo y decisivo partido en las finales del 2016. La opinión pública lo interpretó como una forma para Durant de ganar un título sin tener que luchar. Muchos lo tacharon por “cobarde”, “mal agradecido” (con los Thunder), “traidor”, entre muchos otros superlativos negativos.
Al igual que ocurrió en Cleveland en el verano del 2010, muchos fanáticos de los Thunder quemaron sus camisetas de Kevin Durant. El derecho que el exjugador de los Thunder ejerció para elegir un nuevo destino, opacó los 9 años (8 en Oklahoma City) de éxitos que le entregó a la franquicia. En el olvido quedaron las 6 temporadas que los lideró a los playoffs, 5 temporadas de 50 o más victorias, premio de novato del año del 2008, premio de jugador más valioso del 2014, 4 títulos de anotación y la aparición en las finales del 2012. En un instante Kevin Durant se convirtió en el villano de la NBA y con ello arrastraba al equipo completo de los Warriors, los cuales acababan de concluir una de las temporadas más cautivantes en la historia de la Liga.
Durante el transcurso de esta temporada Durant no ayudó a su causa debido a que se mostró desafiante y a veces arrogante cuando los reporteros lo entrevistaban. Sin embargo, en conversatorios sostenidos en febrero y marzo en el podcast de Bill Simmons de The Ringer y HBO, escuchamos a un Kevin Durant más sincero y abierto. En los mismos se evidencia a un Durant que había aceptado la realidad de que los fanáticos, especialmente de mercados pequeños como Oklahoma City en el cual los Thunder son el único equipo de deportes profesional, nunca iban entender la decisión que tomó. Durant comenta: “Ya yo los entiendo. Al principio no lo comprendía. Durante los 8 años que estuve en Oklahoma City siempre recibí apoyo total, mientras que los jugadores buenos de otros equipos los abucheaban. Con los Thunder vivía en una burbuja de baloncesto, es lo único que me preocupaba. Sin embargo, cuando jugué por primer vez en Oklahoma City con los Warriors, entendí lo que significa el equipo para esa ciudad y lo que significó mi partida. No los juzgo, como fanático yo hubiera hecho lo mismo.”
Los fanáticos más arduos de los deportes admiramos tanto a nuestros jugadores favoritos que ignoramos que tienen una vida fuera del deporte y al igual que nosotros, tienen el derecho de elegir a donde vivir y para quienes trabajan. Una de las principales razones por la cual Durant eligió a Golden State fue por el estilo de vida que podría vivir en la zona metro de San Francisco y Oakland, California. Adicionalmente, la residencia cerca de Silicon Valley le iba permitir expandir sus negocios e inversiones fuera del baloncesto. En el corto tiempo que tiene con los Warriors, Durant ha establecido relaciones comerciales con YouTube y ha estado consultando con la viuda del fundador de Apple Steve Jobs. De acuerdo a un artículo de New York Times, el delantero de los Warriors y su socio Rich Kleiman vieron los resultados de las elecciones presidenciales del 2016 en la casa de Eddy Cue, Vicepresidente de Software de Apple y Tim Cook, el sucesor de Steve Jobs en la misma empresa.
No hay duda de que Durant está disfrutando más que nunca esta temporada de la NBA. No solamente porque juega en el mejor equipo de la Liga, lo cual hace su trabajo más fácil, sino porque está finalmente explorando y aprovechando al máximo su vida fuera del baloncesto. Su compañero en los Warriors Shaun Livingston declaró: “Yo creo que ha sido librante para él estar aquí. Él está viviendo en sus propios términos, tal vez por primera vez en su vida.”
Los críticos dirán que si Durant no puede obtener su primer título con este equipo de Golden State, nunca lo conseguirá. Su movida a Golden State será vista como un fracaso total. El anillo de campeón es lo único que los callará. Sin embargo, Durant no le ve así: “Hace dos o tres años, esto me hubiera molestado. Ahora no. Yo estoy disfrutando mi vida como nunca. Yo sé que quieren verme en miseria, pero no lo estoy. Perdón”.
Gane o pierda esta finales, Durant seguirá creciendo y mejorando su vida dentro y fuera de la cancha. Mientras tanto, como dijo LeBron en el 2011, sus críticos continuarán el curso normal de sus vidas. (Diego L. Mera Fernández, dlmera@bpd.com.do)
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