Artículo de opinión
Claudia Fernández Lerebours
Algunos recuerdos infantiles son imborrables. Aun resuena en mis oídos la frase de “la vida no termina, prosigue su agitado curso” al cierre de “El suceso de hoy”, programa radial habitualmente escuchado por mi abuela, años 70.
Esa memoria revive ahora que en medio del torbellino de los arrestos Odebrecht sucedió que el Senado aprobó el Código Penal con la draconiana prohibición total del aborto. Como puntualizó elCaribe en una historia de Yanessi Espinal, fue un verdadero “palo acechao”, junto a otros hechos importantes que quedaron rezagados en la atención pública. Moraleja: Sociedad, medios, deberán emplearse en mantener la guardia alta con el caso Odebrecht sin soslayar la marcha de más cuestiones de interés nacional. Mínima marginación y ¡Gato por liebre!
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