La selección brasileña se convirtió este domingo en la nueva campeona de la Copa Confederaciones. La canarinha llegó invicta hasta la final, al igual que España. Pero los campeones del mundo y de Europa no pudieron con los brasileños y sucumbieron por un 3-0.
El mundial, en un año.
Este título es el único que le faltaba a la selección española pero el equipo brasileño demostró que están de vuelta para seguir dando guerra. En el partido, en el que Piqué fue expulsado por una falta a Neymar, destacaron Fred, que consiguió dos de los tres goles del encuentro (minuto 20 y minuto 47) y un brillante Neymar (Minuto 43).
El mundial, en un año.
Este título es el único que le faltaba a la selección española pero el equipo brasileño demostró que están de vuelta para seguir dando guerra. En el partido, en el que Piqué fue expulsado por una falta a Neymar, destacaron Fred, que consiguió dos de los tres goles del encuentro (minuto 20 y minuto 47) y un brillante Neymar (Minuto 43).
En partido transcurrió en medio de una amplia operación de seguridad comenzó este domingo en Río de Janeiro, como previsión ante las protestas anunciadas para la final de la Copa Confederaciones, que están disputando en este momento las selecciones de Brasil y España. Encuentro en el que Brasil se ha adelantado en el minuto 20 (Fred), ha marcado el 2-0 en el 44 (Neymar) y en el 47, de nuevo Fred el 3-0.
El operativo de seguridad se ha concentrado en los alrededores del estadio Maracaná, escenario del partido y donde estaban convocadas dos marchas de protesta procedentes de barrios aledaños al coliseo, que acige a unos 70.000 espectadores para la final, su capacidad máxima.
Los organizadores de la protesta habían calculado unas 20.000 personas convocadas para manifestarse contra el gasto público en el torneo de la FIFA y también en demanda de mejores servicios o más inversiones en salud y educación, focos del malestar expresado en las calles de Brasil durante los últimos 20 días.
Según las autoridades, las calles de Río de Janeiro están protegidas este domingo por 10.600 policías y 7.400 militares, un contingente que duplica el número de agentes que habitualmente patrullan Río de Janeiro y la vecina Niterói.
Dentro del Maracaná la seguridad también se ha reforzado con 1.300 guardias privados, que entre otras cosas intentarán evitar que las manifestaciones se trasladen al interior del estadio.
La presidenta Dilma Rousseff no está presente en el encuentro debido a “compromisos oficiales”, según su agenda difundida este viernes. La jefa de estado recibió abucheos y rechiflas durante su intervención en el partido inaugural, entre Brasil y Japón, el 15 de junio pasado en Brasilia.
El índice de aprobación de Rousseff pasó de 57%, dos días antes del inicio de las manifestaciones a 30% actualmente, el nivel más bajo de su gestión, según una encuesta publicada este viernes por el Instituto Datafolha.
Unas seis horas antes del inicio del encuentro ya se habían cerrado al tránsito de vehículos 20 calles aledañas al estadio en un perímetro de unos tres kilómetros, al que las autoridades buscaban impedir el acceso de las manifestaciones.
La policía de Río de Janeiro informó de que sus operaciones serán fiscalizadas por representantes del Ministerio Público y del colegio de abogados, con el objeto de prevenir posibles excesos de los agentes si tienen que responder a grupos violentos, que han empañado muchas de las protestas en los últimos días.
También fue reforzada la seguridad en Salvador, donde las selecciones de Uruguay e Italia disputarán el tercer puesto de la Copa Confederaciones.
En esa ciudad, capital del estado nororiental de Bahía, también han sido convocadas nuevas protestas, que según los organizadores deberán movilizar a unas 20.000 personas.
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