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Las conmociones cerebrales parecen ser una lesión común entre los adolescentes, y el riesgo es mayor no solo para los atletas, sino también para los niños que beben alcohol o fuman marihuana, indica una investigación reciente.
Investigadores canadienses hallaron que de casi 9,000 adolescentes de Ontario, el 20 por ciento dijeron que habían sufrido una conmoción en el pasado, y casi el 6 por ciento habían sufrido al menos una en el año anterior.
Los deportes explicaron más de la mitad de esas conmociones recientes, según los hallazgos, que aparecen en una carta de investigación en la edición del 26 de junio de la revista Journal of the American Medical Association.
Y los adolescentes que bebían alcohol o que fumaban marihuana al menos en algunas ocasiones tenían entre tres y cinco veces más riesgo de conmoción que sus pares que estaban libres del alcohol y de las drogas.
Los resultados ofrecen una idea más amplia de lo común que son las conmociones en los niños, dado que estudios anteriores se han enfocado en grupos más limitados, como los atletas o los niños que terminan en el hospital, apuntó la investigadora, Gabriela Ilie, de la oficina de investigación en prevención de lesiones del Hospital St. Michael, en Toronto.
Los expertos han dicho que las conmociones cerebrales son una “epidemia silenciosa“, apuntó Ilie, pero hay relativamente pocos datos sobre qué tan comunes son las lesiones traumáticas en la cabeza entre los adolescentes. “Sabemos que es un gran problema de salud pública, pero no sabemos exactamente qué tan grande es”, planteó.
Los hallazgos del equipo se basan en un cuestionario de estudiantes de séptimo a décimo segundo cursos, con una edad promedio de 15 años, de la población general de Ontario. Así que las cifras incluyen a niños que no están en equipos deportivos, y que no acudieron al hospital para el tratamiento.
“Este es el primer estudio que conozco que observó a la población general”, señaló Kenneth Podell, codirector del Centro Metodista de la Conmoción Cerebral del Sistema Hospitalario Metodista, en Houston.
Aún así, es difícil saber qué tan precisas son las cifras, dijo, porque los niños reportaron sus propios antecedentes. Y cualquier estudio que dependa de las memorias de las personas tiene una limitación, anotó Podell.
También vio un problema en la forma en que el estudio definió “conmoción”: un golpe en la cabeza con el que el niño perdió el conocimiento durante al menos cinco minutos o que resultó en una estadía de una noche en el hospital.
Pero al revés de la idea popular, la mayoría de las conmociones no resultan en la pérdida del conocimiento. “Sabemos que alrededor del 90 por ciento de las conmociones relacionadas con los deportes no provocan que se pierda la conciencia”, apuntó Podell.
Así, la prevalencia de por vida de un 20 por ciento en este estudio podría ser una subestimación.
Podell e Ilie dijeron que no es sorprendente que los deportes tuvieran que ver con tantas conmociones. El estudio no determinó qué deportes eran los culpables, pero se sabe que el fútbol americano, el hockey de hielo, el fútbol y el básquetbol son algunas de las actividades más riesgosas.Incluso algunos deportes que no son de contacto, como la gimnasia y la animación deportiva, conllevan un riesgo de conmoción.
No está claro por qué los niños que bebían o fumaban marihuana mostraban un mayor riesgo de conmoción, apuntó Ilie. “Lo único que sabemos es que hay una asociación“, anotó.
Podell dijo que ese hallazgo tampoco resulta sorprendente. “Sabemos que el consumo de alcohol y de drogas se asocia con un mayor riesgo de lesiones en general”, apuntó.
Según los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de EE. UU., más de 173,000 niños y adolescentes de EE. UU. son atendidos cada año en el departamento de emergencias debido a lesiones cerebrales traumáticas, que incluyen a las conmociones, sufridas al jugar deportes o durante las actividades recreativas, como montar bicicleta.
Pero el número total, lo que incluye a los niños no atendidos en emergencias, probablemente es mucho mayor. Los CDC calculan que en todos los grupos de edad, hasta 3.8 millones de estadounidenses sufren una conmoción relacionada con los deportes cada año.
Entre los síntomas de conmoción están el dolor de cabeza, mareo, náuseas, un zumbido en los oídos, la fatiga y la confusión, aunque estos problemas podrían no hacerse perceptibles hasta horas después del golpe en la cabeza.
Ilie sugirió que los padres consulten al médico siempre que sus hijos sufran un golpe en la cabeza. Generalmente, los síntomas de conmoción cerebral mejoran en unos días, pero si no es así, o en realidad comienzan a empeorar, los padres deben buscar ayuda médica, enfatizó Podell.
En general, los expertos señalan que los niños con conmociones deben estar libres de síntomas y obtener la autorización del médico antes de volver a los deportes. El principal problema es que si sufren otro golpe en la cabeza mientras aún se están recuperando de la primera conmoción, podrían sufrir el llamado síndrome del segundo impacto, que puede provocar un sangrado potencialmente letal dentro del cráneo, e inflamación del cerebro.
Los expertos aún no están seguros si las conmociones en los niños, sobre todo las múltiples, pueden elevar el riesgo de afecciones cerebrales degenerativas, como la enfermedad de Alzheimer, más adelante en la vida.
Podell anotó que se trata de una pregunta importante, pero difícil de estudiar. “Hay que observar a las personas durante décadas, y muchas otras cosas ocurren en las vidas de las personas durante esos años”, señaló.
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